sábado, 4 de abril de 2020

Algunas orientaciones para una escuela en tiempos del COVID 19.


Algunos profesores me han preguntado que les diga algunas estrategias para trabajar en esta situación por la que atravesamos. 
Darles estrategias sería muy presuntuoso de mi parte, pero sí puedo comentarles algunas ideas u orientaciones para trabajar un poco mejor en estas circunstancias. Espero que esta contribución sea el inicio de una avalancha de más ideas.

La comunicación con los directores es necesaria, pero no necesariamente indispensable que sea presencial, puede ser realizado por diversos medios y formas con el apoyo de las tecnologías y los avances en comunicación, pudiendo ser de uno a uno hasta con varios a la vez. El envío de información y su devolución desde hace algunos años ya se realiza principalmente a través de correos institucionales, en regiones donde no se cuenta con internet puede ser utilizado la comunicación telefónica. Por lo que, será necesario replantear lo que realmente se necesita de requerimientos administrativos para que las escuelas funciones. Se abre un ventana de oportunidad a la verdadera y real descarga administrativa.

En el acompañamiento ya muchas escuelas empezaron a utilizar como estrategia de mejora que el propio docente se videograbara, para que después se autoevaluara en su desempeño; lo que sigue será enviar el video a otro compañero, al director o al supervisor para recibir una retroalimentación para mejorar sus formas de trabajo en el aula. 

De esta manera, podemos prescindir de algunas interacciones persona a persona entre docentes, directores y supervisores y con ello fortalecer aún más la sana distancia. 

En las aulas, necesitamos reconvertir las escuelas, como los hospitales fueron reconvertidos. El reto disminuir el número de alumnos por grupo. Todo un reto. Su realización estaría a cargo de cada zona escolar, por ser un asunto contextual. No todos lo lograrían, pero si gran parte e las escuelas. Por poner un ejemplo, en la zona escolar donde laboro, al desaparecer la modalidad de las escuelas de tiempo completo, tendría escuelas con grupos de no más de 20 alumnos con un a población no mayor a 300 alumnos -en algunos casos será necesario abrir tres turnos- conjuntado con los recesos escalonados en donde en cada uno no estarían más de 100 niños en el patio, experiencias ya vivenciados en muchos planteles. Su logro estaría basado entre otras cosas en no modificar las percepciones laborales de los trabajadores de la educación. Se abre otra ventana de oportunidad para disminuir la saturación de alumnos en las aulas y cumplir con los estándares ideales que ha establecido la UNESCO para una educación de calidad.

Con estas ideas, los colectivos de docentes tendrán muchas más que puedan diseñar y aplicar sobre la base de la sana y necesaria distancia de unos con otros.

Para lo anterior, es necesario dotar a la escuelas de verdadera autonomía, no la que se dice tener y no existe. Una verdadera autonomía que permita que los colectivos docentes determinen sin necesidad de autorización alguna de la autoridad; de lo contrario será difícil lograrlo.

De esta manera, queda el primer planteamiento como aportación inicial, toca ahora enriquecerlo entre todos. No perdamos de vista que lo que se trata en el fondo es simple: salvar vidas.








La escuela en tiempos del COVID 19. El cambio de paradigma


Cuando se reanuden las clases, la escuela ya no será la misma. Muchos no se lo imaginan. La mayoría espera que terminada la contingencia las cosas vuelvan a la normalidad. No será así...

Esta pandemia llamada COVID 19, nos ha cambiado y nos cambiará la vida por completo, mientras no haya vacuna, y para que aparezca la cura tardará al menos muchos meses más.

Es muy improbable el regreso a las escuelas en mayo, si así lo fuera sería muy irresponsable, dependerá de muchos factores, entre ellos del comportamiento de la transmisión del virus. Mayo, junio y julio sería aún meses donde tendremos todavía una alta transmisión comunitaria. 

El regreso a la normalidad será gradual, por sectores. El propósito es no colapsar los servicios de salud; pero ese regreso implica que la población se siga contagiando, pero ahora de manera controlada, para de nuevo no colapsar los servicios de salud.

Mientras no haya una vacuna, la escuela será más o menos así: saldremos con temor a las calles llegaremos con más temor a las escuelas, en las aulas trabajaremos con los alumnos con temor, el mismo temor en el que hoy viven los doctores, enfermeros y trabajadores de la salud. Padres de familia, alumnos, docentes y trabajadores enfermarán todos los días, todos los meses, muchos quizá no regresen, otros sí, por lo menos así viviremos hasta fin de año. Al siguiente, en el 2021 tendremos que acostumbrarnos a vivir con oleadas sistemáticas o asistemáticas de epidemias del virus. Seguiremos enfermando, seguiremos muriendo...

¿En dónde quedará la máxima pregonada por la autoridad? "Salvaguardar la integridad física, psicológica y emocional de las niñas, los niños y los adolescentes". Todo un reto para el responsable de la educación en nuestro país.

Ante este panorama la pregunta obligada es: ¿Es necesario cambiar el paradigma de la escuela? ¿Cómo habrá que re-inventarla? ¿Cómo modificarla?
¿Vale la pena el costo de vidas por reabrir las escuelas?

Éstas y muchas otras más interrogantes seguramente están en nuestros imaginarios como padres de familia, docentes, trabajadores y en los de nuestros alumnos.

Mientras tanto, haber realizado una junta de Consejo Técnico de Zona Escolar Extraordinaria de manera virtual, en sí, muestra el inicio de un cambio en el paradigma.

Lo que indica que es posible ir cambiando el paradigma de la educación conforme las condiciones que se vayan presentando. Por lo que la principal fortaleza de las escuelas recae en los supervisores, directivos y docentes -más en éstos últimos- para que sumando ideas, entre todos, vayan dando cauce a esos cambios y así ir construyendo un nuevo paradigma, un paradigma en tiempos del COVID 19. 

Ahora tendrá que ser no un paradigma único sino una diversidad de ellos, para llegar a paradigmas por escuelas y hasta quizá por docentes. Es probable sea la gesta de una revolución educativa, no como las que conocemos, sino ahora con  nuevas formas de revolucionar la educación. En esta coyuntura veremos de qué talante estamos hechos lo maestros.

La respuesta la tendremos, sin lugar a dudas, en los próximos meses.